¿El lagarto Jorobado?
Todos conocemos al terópodo más grande conocido como el “Lagarto con Espinas” (significado del nombre Spinosaurus). Pero ¿qué tal si el Espinosaurio en realidad hubiese sido ‘Corcovatosaurio’ (lagarto con joroba)?
Esa fue la teoría que supuso el paleontólogo Jack Bowman Bailey en 1997 tras un estudio que realizó al comparar los huesos de diferentes animales, incluyendo al Dimetrodón, al Ouranosaurio y al actual bisonte. Utilizando esta comparación anatómica para probar su hipótesis, Bailey señaló que las espinas vistas en la columna vertebral de los dinosaurios eran más similares a las espinas gruesas y aplanadas de la joroba de los bisontes, situada sobre los hombros y que diferían de las largas y delgadas espinas que se extendían por todo el lomo del Dimetrodón. Esta observación llevó a Bailey a pensar que las largas espinas de la columna dorsal de los dinosaurios estaban diseñadas para sostener ligamentos y músculos poderosos y de gran tamaño, formando así una joroba similar a la del bisonte. De esta manera, Bailey dio un giro estremecedor en la visión que se tiene de los dinosaurios con altas elevaciones en el lomo.
Bisonte
Dimetrodón
Ouranosaurio
A pesar de que el Espinosaurio no estaba incluido entre los especímenes de Bailey, es de reconocer que los pocos restos recopilados de este terópodo muestran que sus elevaciones vertebrales son bastante parecidas a las del Ouranosaurio, razón por la que el paleontólogo optó por no someterlos a posibles riesgos y por la que el dinosaurio no queda exento a su teoría. Aplicando su conjetura al mayor terópodo conocido, Bailey comentó que “Si el Espinosaurio tenía una densa joroba, entonces es probable que caminara en cuatro patas en lugar de mantener el equilibrio sobre dos patas como otros terópodos de gran tamaño.” De acuerdo a esta suposición, es posible que el Espinosaurio hubiese sido quizá, el único terópodo cuadrúpedo y a su vez, un animal de velocidad muy limitada, sosteniendo un peso probablemente superior a las 10 toneladas, haciéndolo ver como un enorme cocodrilo jorobado.
Ilustración de IRIRIV de Deviantart
Una estructura como esta podría haber permitido al enorme carnívoro almacenar cantidades considerables de energía en hábitats extremos, o tal vez, mantener altas temperaturas corporales, función que Bailey cree imposible de llevar a cabo para un animal carente de una herramienta anatómica similar a una joroba. Sin embargo, este punto de vista tiene sus límites y refutaciones.
A pesar de que algunos expertos coinciden con Bailey, muchos otros desacuerdan con él y mantienen la visión tradicional por razones muy factibles. En primer lugar, algunos aseguran que si el Espinosaurio hubiese sido un animal jorobado de locomoción lenta, se le hubiese hecho casi imposible sobrevivir, pues no hubiese sido capaz de cazar y una dieta basada únicamente en carroña no proporcionaría el nivel de nutrición necesario para que una criatura de semejantes proporciones obtuviera la energía suficiente para llevar a cabo sus funciones corporales.
Otra razón que contradice la teoría de Bailey es que para el momento en que el paleontólogo escribió su trabajo investigativo, se pensaba que el Espinosaurio vivía en entornos secos y áridos, donde una vela hubiese causado que el dinosaurio se sobrecalentara debido al impacto de las altas temperaturas en la fina capa de piel que cubriría los vasos sanguíneos. Una joroba, en el punto de vista de Bailey, habría actuado como un verdadero "escudo térmico" en los ambientes del Sahara cretácico. Sin embargo, los paleontólogos saben ahora que el Espinosaurio vivió en entornos exuberantes y pantanosos y que probablemente, no requeriría la protección del medio ambiente desértico en el Bailey fundó su hipótesis. Esto también significa que los dinosaurios no hubieran necesitado jorobas para almacenar energía adicional para movilizarse en entornos hostiles. Además, el hecho de que muchos otros dinosaurios contemporáneos al Espinosaurio no hayan contado con esta adaptación es simplemente extraño.
Finalmente, la estructura vertebral de los dinosaurios como el Espinosaurio y el Ouranosaurio era, de cierto modo, única. La altura máxima de la columna vertebral de los dinosaurios en comparación con el resto del cuerpo, tenía un nivel intermedio entre las del Dimetrodón y el bisonte. Además, las largas espinas del Espinosaurio y del Ouranosaurio sobresalían a lo largo del lomo con una longitud mayor a la del bisonte. Mientras que las espinas alargadas de los bisontes alcanzaron su punto máximo entre los omóplatos y reducen rápidamente su tamaño, los puntos más altos de la estructura de los dinosaurios se originan más atrás, a lo largo de la columna y tienen una inclinación más gradual a ellos. Esto probablemente se debe a que las espinas alargadas de los bisontes son sitios de inserción de músculos y ligamentos que conectan el cuello y la cabeza, mientras que no hay ninguna indicación de que el Espinosaurio (y el Ouranosaurio), necesitara mayor apoyo y potencia extra en la región del cuello que le brindara mayor sostén. Además, como todo espinosáurido, es probable que el Espinosaurio tuviera una garra extra larga en el primer dedo de sus patas delanteras, la cual sería de muy poca utilidad si el dinosaurio no pudiera elevarlas sobre el suelo por mucho tiempo, viéndose obligado a mantener una constante postura cuadrúpeda, locomoción que, por si fuera poco, es poco probable para un terópodo, considerando la corta longitud de las patas delanteras con relación a las traseras y al resto del cuerpo.
Si bien aún se desconoce la razón por la que el Espinosaurio haya poseído elevaciones sorprendentes en sus vértebras, es poco probable que haya sido para sostener una estructura densa y pesada como una joroba, mostrándonos a un animal que no perdió mucha relación con los reptiles primitivos como el Dimetrodón (que irónicamente está más relacionado con los mamíferos) y que haya poseído una especie de vela cuyas funciones son objeto de debate. No obstante, esto no significa que teorías como la de Jack Bailey deban ser descartadas.
16 DE DICIEMBRE DE 2009
La Verdadera Cara del Espinosaurio
Aquellos que hayan visto la película Jurassic Park 3, seguramente recordarán la famosa escena de la lucha entre el Espinosaurio y el T-rex, en la cual, el Espinosaurio sale triunfante al morder a su oponente en el cuello y consecuentemente, doblárselo con sus patas delanteras. Pero, ¿cuál es la realidad? ¿Es el Espinosaurio capaz de hacer eso?
Nuevamente, el Barionyx nos da la respuesta. Los restos de un Barionyx fueron encontrados con una cantidad considerable de fósiles de peces dentro de la cavidad estomacal del dinosaurio. Este descubrimiento demostró que los peces constituían la mayor fuente de alimentación de los espinosáuridos. Sin embargo, también han surgido pruebas de que su dieta no estaba basada solamente en los mismos. Además de los restos que confirman a los espinosáuridos como piscívoros gigantes, se encontró también un esqueleto casi completo de lo que aparenta ser una cría de Iguanodonte en los restos del Barionyx, lo que indica que el joven herbívoro fue tragado entero por el carnívoro. Además, los fósiles de otro espinosáurido llamado Irritator fueron descubiertos muy cerca de un gran número de fósiles de pterosaurios y más sorprendente aún, se descubrieron restos de una vértebra de pterosaurio con un diente de espinosáurido incrustado, sugiriendo la posibilidad de que este grupo de dinosaurios se haya alimentado de éstos. Estos hallazgos permiten a los expertos deducir que la estructura mandibular de los espinosáuridos era perfecta para capturar animales relativamente limitados en tamaño y fuerza, pero no era lo suficientemente fuerte para abatir animales grandes o que alcancen al menos, la mitad de su tamaño. Esto indica que los espinosáuridos basaban su dieta mayormente en peces y animales pequeños.
Para contestar esta pregunta debemos viajar a la época del Espinosaurio. A mediados del Cretáceo, lo que es hoy el norte de África colindaba al Oeste con Brasil y al Norte con una pequeña parte de Europa. En ese entonces, el continente estaba un poco más al Sur de donde podemos verlo en los mapas de hoy. Además, se sabe que este lugar tenía acceso a la costa marítima, posiblemente, por el Norte, el Este y el Sudoeste. Esta ubicación geográfica le daba a la parte norte del continente africano un clima cálido, húmedo y frondoso. Entonces, es muy probable que el Espinosaurio, como todo espinosáurido, se alimentara principalmente de peces y fauna acuática y que por lo general, se mantuviera en las cercanías de los cuerpos de agua como los lagos, ríos y playas. ¿Pero qué hay de las presas terrestres?
En el entorno del Espinosaurio existía también un gran número de dinosaurios herbívoros como saurópodos e iguanodóntidos que eran simplemente, demasiado grandes para ser atacados por un carnívoro con una estructura ósea tan estrecha y limitada en fuerza y hasta ahora, no se han encontrado restos de presas más pequeñas que un Ouranosaurio, un iguanodóntido que mide sobre 8 metros de longitud. Sin embargo, es posible que las crías de este ornitisquio formaran parte del menú del Espinosaurio, así como las crías de los demás dinosaurios que vivían en este entorno. Aún así, no podemos olvidar que la alimentación de los espinosáuridos era principalmente, piscívora, por lo que debe haber un factor que explique por qué estos terópodos adoptaron a su vez, una dieta carnívora al habitar en un ecosistema rico en fauna pesquera.
Para explicar esto, cabe destacar que los niveles de oxígeno eran considerablemente más elevados en la Era Mesozoica y que a mediados del período Cretáceo, el continente africano, a pesar de estar ubicado relativamente más al Sur de lo que está hoy en día, aún estaba cerca de la línea del Ecuador, lo que le daba también zonas poco frondosas además de los pantanos tropicales que allí predominaban, y a su vez, podría producir sequías sumamente duraderas. No obstante, los paleontólogos infieren que la “vela dorsal” del Espinosaurio funcionaba como un aparato orgánico de termorregulación corporal que ayudaba al animal a mantener una temperatura adecuada (aunque se sugiere también que pudo haber sido utilizada para atemorizar a sus enemigos, atraer pareja o bien, todas estas funciones). Esto se debe a la presencia de vasos sanguíneos en esta estructura ósea que pudieron haber servido para absorber calor. Además, se han encontrado fósiles de otros dinosaurios que poseían una estructura similar a la vela dorsal del Espinosaurio, los cuales, compartieron su entorno con este carnívoro, lo que fortalece esta explicación. Este hecho permite a los científicos insinuar que el Espinosaurio utilizaba esta adaptación para absorber el calor y regular su temperatura corporal especialmente, durante la sequía. Esto ha llevado a los paleontólogos a considerar que el Espinosaurio pudo haber sido un animal migratorio que recorría grandes distancias durante la sequía, en busca de mejores posibilidades de sobrevivir.
Basados en esta perspectiva, es posible decir que durante las primeras semanas de la estación seca, a medida que los pantanos que se formaban en las llanuras centrales del norte de África se convertían en sabanas secas y poco abundantes en vegetación, el Espinosaurio podría aprovechar la cantidad de peces muertos que quedaban varados en la tierra cuando los ríos y los lagos se secaban antes de que gran parte de la fauna acuática pudiera movilizarse a las zonas más húmedas o cercanas a la costa marítima, como manglares y lagunas costeras, donde los niveles del agua eran más estables. Sin embargo, para un animal con una adaptación que le permitía regular su temperatura corporal, esta migración resultaría más sencilla, por lo que luego de aprovechar los últimos restos, es posible que el Espinosaurio se movilizara a las playas y costas marítimas debido a que los pocos charcos que podían restar, carecerían de los animales que constituían la principal fuente alimenticia del Espinosaurio. No obstante, dicha movilización implicaría cruzarse con las manadas de dinosaurios herbívoros que también se veían obligados a migrar a zonas más exuberantes debido a la escasez de vegetación. Posiblemente, el Espinosaurio daba persecución a estas manadas y se infiltraba en ellas para cazar a los miembros más jóvenes y pequeños hasta llegar a las costas marítimas. Una vez allí, permanecería hasta la los inicios de la estación húmeda, la cual, causaría inestabilidad en la marea, obligando a la fauna marina a moverse a zonas más profundas y a la dulceacuícola a los ríos y lagos centrales, y tras ellos, el Espinosaurio. Por otro lado, es posible que este carnívoro no siempre tuviera que esperar a la sequía para alimentarse de fauna terrestre. Posiblemente, cuando los peces estaban fuera de su alcance y la cría de algún otro dinosaurio andaba descuidada en las cercanías, el Espinosaurio no dudaría en lanzarse a la captura (un comportamiento típico de los cocodrilos como el gavial). Estas estrategias alimenticias también explicarían el fósil del joven Iguanodonte encontrado entre las costillas del Barionyx.
Gracias a los nuevos descubrimientos, ahora sabemos que el Espinosaurio, a pesar de ser el dinosaurio carnívoro más grande que se haya encontrado hasta hoy, era en realidad, un piscívoro y un oportunista cuyas mandíbulas eran demasiado débiles como para abatir animales de gran tamaño, lo cual lo limitaba a alimentarse de criaturas mucho menores que él, desmintiendo la escena en la que lo vemos utilizar su boca y patas delanteras para derribar al joven T-rex en “Jurassic Park 3” y revelándonos “la verdadera cara del Espinosaurio”.
Para responder a estas interrogantes hay que tener en cuenta la estructura ósea de otros terópodos de gran tamaño, sobre todo, de los espinosáuridos, la familia a la que perteneció este carnívoro gigante. Por ejemplo, el Barionyx y el Suchomimus. Ambos presentaban brazos lo suficientemente largos como para manipular alimento pero les faltaba mucha fuerza para realizar maniobras con los mismos, por lo que es muy poco probable que estos dinosaurios aplicaran “llaves de lucha libre” como lo hace el Espinosaurio en Jurassic Park 3. Este mismo patrón se ve en otros dinosaurios como el Allosaurio, el Giganotosaurio y el Carcharodontosaurio. Todos estos poseían brazos esenciales para manipular comida y atacar utilizando sus garras pero les faltaba fuerza y longitud para usar sus extremidades superiores de la manera en que lo hizo el Espinosaurio en la la tercera película de Jurassic Park. Otro factor interesante es la mandíbula. Los espinosáuridos se caracterizan por poseer mandíbulas similares a las de los cocodrilos pero más estrechas, achatadas y alargadas. Éstas cuentan con adaptaciones poco comunes en otros dinosaurios carnívoros. Tenían una inclinación de forma curvada en la parte delantera las mandíbulas superiores, en donde se ubicaban los dientes más largos y eran formidables para atrapar a sus presas sin que éstas escaparan. Por otro lado, la nariz estaba ubicada en la parte posterior del hocico, lo que también los distinguía de otros terópodos. Basándose en la estructura craneal, en los dientes finos y rectos y en la ligera constitución de las mandíbulas de estos dinosaurios, los paleontólogos determinan que los espinosáuridos no podían ejercer suficiente presión mandibular como para derribar a un animal de gran tamaño, por lo que es muy probable que sólo se hayan alimentado de criaturas mucho menores que ellos. Para confirmarlo, se llevó a cabo un estudio basado en la estructura ósea de las mandíbulas del Barionyx. El experimento demostró que el animal no podría usar su boca para atacar presas grandes sin sufrir heridas severas en la misma, del mismo modo que ocurriría con un gavial (una especie de cocodrilo que sólo puede alimentarse de peces y fauna de tamaño menor). Esto dio a conocer que los espinosáuridos poseían una alimentación distinta a la de otros terópodos grandes. Entonces, ¿qué comían?
Nuevamente, el Barionyx nos da la respuesta. Los restos de un Barionyx fueron encontrados con una cantidad considerable de fósiles de peces dentro de la cavidad estomacal del dinosaurio. Este descubrimiento demostró que los peces constituían la mayor fuente de alimentación de los espinosáuridos. Sin embargo, también han surgido pruebas de que su dieta no estaba basada solamente en los mismos. Además de los restos que confirman a los espinosáuridos como piscívoros gigantes, se encontró también un esqueleto casi completo de lo que aparenta ser una cría de Iguanodonte en los restos del Barionyx, lo que indica que el joven herbívoro fue tragado entero por el carnívoro. Además, los fósiles de otro espinosáurido llamado Irritator fueron descubiertos muy cerca de un gran número de fósiles de pterosaurios y más sorprendente aún, se descubrieron restos de una vértebra de pterosaurio con un diente de espinosáurido incrustado, sugiriendo la posibilidad de que este grupo de dinosaurios se haya alimentado de éstos. Estos hallazgos permiten a los expertos deducir que la estructura mandibular de los espinosáuridos era perfecta para capturar animales relativamente limitados en tamaño y fuerza, pero no era lo suficientemente fuerte para abatir animales grandes o que alcancen al menos, la mitad de su tamaño. Esto indica que los espinosáuridos basaban su dieta mayormente en peces y animales pequeños.
Del Espinosaurio sin embargo, no se han obtenido pruebas de la alimentación que pudo haber llevado pero en las cercanías de sus fósiles, se han encontrado restos de cocodrilos, peces y otros animales acuáticos, sugiriendo así, que este carnívoro vivía en las cercanías de cuerpos de agua, por lo cual, es fácil reconocer que el Espinosaurio pudo haber empleado los mismos hábitos que sus primos menores y se alimentaba principalmente de peces y otros animales mucho más pequeños que él que allí se desarrollaban. Del mismo modo, la presencia de fósiles de pterosaurios en los sitios de excavación en donde suelen encontrarse restos de Espinosaurio, da a conocer la probabilidad de que este terópodo pudiera haberse alimentado de éstos de una manera similar a la del Irritator. Basados en estos hallazgos, los científicos determinan que lo que hoy es el desierto del Sahara, durante el Cretáceo medio era un conjunto de llanuras pantanosas y pequeños bosques tropicales, los cuales disfrutaban de un clima cálido y estable durante la mayor parte del año. ¿Cómo es esto posible?
Para contestar esta pregunta debemos viajar a la época del Espinosaurio. A mediados del Cretáceo, lo que es hoy el norte de África colindaba al Oeste con Brasil y al Norte con una pequeña parte de Europa. En ese entonces, el continente estaba un poco más al Sur de donde podemos verlo en los mapas de hoy. Además, se sabe que este lugar tenía acceso a la costa marítima, posiblemente, por el Norte, el Este y el Sudoeste. Esta ubicación geográfica le daba a la parte norte del continente africano un clima cálido, húmedo y frondoso. Entonces, es muy probable que el Espinosaurio, como todo espinosáurido, se alimentara principalmente de peces y fauna acuática y que por lo general, se mantuviera en las cercanías de los cuerpos de agua como los lagos, ríos y playas. ¿Pero qué hay de las presas terrestres?
En el entorno del Espinosaurio existía también un gran número de dinosaurios herbívoros como saurópodos e iguanodóntidos que eran simplemente, demasiado grandes para ser atacados por un carnívoro con una estructura ósea tan estrecha y limitada en fuerza y hasta ahora, no se han encontrado restos de presas más pequeñas que un Ouranosaurio, un iguanodóntido que mide sobre 8 metros de longitud. Sin embargo, es posible que las crías de este ornitisquio formaran parte del menú del Espinosaurio, así como las crías de los demás dinosaurios que vivían en este entorno. Aún así, no podemos olvidar que la alimentación de los espinosáuridos era principalmente, piscívora, por lo que debe haber un factor que explique por qué estos terópodos adoptaron a su vez, una dieta carnívora al habitar en un ecosistema rico en fauna pesquera.
Para explicar esto, cabe destacar que los niveles de oxígeno eran considerablemente más elevados en la Era Mesozoica y que a mediados del período Cretáceo, el continente africano, a pesar de estar ubicado relativamente más al Sur de lo que está hoy en día, aún estaba cerca de la línea del Ecuador, lo que le daba también zonas poco frondosas además de los pantanos tropicales que allí predominaban, y a su vez, podría producir sequías sumamente duraderas. No obstante, los paleontólogos infieren que la “vela dorsal” del Espinosaurio funcionaba como un aparato orgánico de termorregulación corporal que ayudaba al animal a mantener una temperatura adecuada (aunque se sugiere también que pudo haber sido utilizada para atemorizar a sus enemigos, atraer pareja o bien, todas estas funciones). Esto se debe a la presencia de vasos sanguíneos en esta estructura ósea que pudieron haber servido para absorber calor. Además, se han encontrado fósiles de otros dinosaurios que poseían una estructura similar a la vela dorsal del Espinosaurio, los cuales, compartieron su entorno con este carnívoro, lo que fortalece esta explicación. Este hecho permite a los científicos insinuar que el Espinosaurio utilizaba esta adaptación para absorber el calor y regular su temperatura corporal especialmente, durante la sequía. Esto ha llevado a los paleontólogos a considerar que el Espinosaurio pudo haber sido un animal migratorio que recorría grandes distancias durante la sequía, en busca de mejores posibilidades de sobrevivir.
Basados en esta perspectiva, es posible decir que durante las primeras semanas de la estación seca, a medida que los pantanos que se formaban en las llanuras centrales del norte de África se convertían en sabanas secas y poco abundantes en vegetación, el Espinosaurio podría aprovechar la cantidad de peces muertos que quedaban varados en la tierra cuando los ríos y los lagos se secaban antes de que gran parte de la fauna acuática pudiera movilizarse a las zonas más húmedas o cercanas a la costa marítima, como manglares y lagunas costeras, donde los niveles del agua eran más estables. Sin embargo, para un animal con una adaptación que le permitía regular su temperatura corporal, esta migración resultaría más sencilla, por lo que luego de aprovechar los últimos restos, es posible que el Espinosaurio se movilizara a las playas y costas marítimas debido a que los pocos charcos que podían restar, carecerían de los animales que constituían la principal fuente alimenticia del Espinosaurio. No obstante, dicha movilización implicaría cruzarse con las manadas de dinosaurios herbívoros que también se veían obligados a migrar a zonas más exuberantes debido a la escasez de vegetación. Posiblemente, el Espinosaurio daba persecución a estas manadas y se infiltraba en ellas para cazar a los miembros más jóvenes y pequeños hasta llegar a las costas marítimas. Una vez allí, permanecería hasta la los inicios de la estación húmeda, la cual, causaría inestabilidad en la marea, obligando a la fauna marina a moverse a zonas más profundas y a la dulceacuícola a los ríos y lagos centrales, y tras ellos, el Espinosaurio. Por otro lado, es posible que este carnívoro no siempre tuviera que esperar a la sequía para alimentarse de fauna terrestre. Posiblemente, cuando los peces estaban fuera de su alcance y la cría de algún otro dinosaurio andaba descuidada en las cercanías, el Espinosaurio no dudaría en lanzarse a la captura (un comportamiento típico de los cocodrilos como el gavial). Estas estrategias alimenticias también explicarían el fósil del joven Iguanodonte encontrado entre las costillas del Barionyx.
A pesar de todas las adaptaciones que impiden al Espinosaurio abatir presas de gran tamaño, sería imposible que un animal tan grande pudiera sobrevivir alimentándose únicamente de peces y fauna menor, ya que aunque estaría recibiendo una buena cantidad de nutrientes, sería imposible que un animal de semejante tamaño consiguiera una cantidad suficiente de peces como para saciar su enorme apetito, por lo que otro aspecto a considerar es la posibilidad de que el Espinosaurio y el resto de su familia practicaran una dieta carroñera. La carne en descomposición comienza a perder su valor nutricional en un corto período de tiempo pero podría ayudar a un animal a satisfacer su apetito. Al combinar la dieta piscívora con la necrofagia, el Espinosaurio estaría llevando a cabo un balance alimenticio que además de permitirle recibir la nutrición necesaria, también lo ayuda a sentirse satisfecho. Para un espinosáurido, no sería ningún problema alimentarse de animales muertos o bien, ya cazados por otro depredador. En el caso del Espinosaurio, podría hacer uso de su gran tamaño y de igual manera, utilizar su vela dorsal para parecer más grande aún de lo que es y de esta forma, ahuyentar a otros carnívoros que ya estén alimentándose de una carcasa.
En conclusión, podemos afirmar que el Espinosaurio, así como todos los espinosáuridos, poseía una dieta piscívora combinada con una carnívora, algo poco común y quizá, único en los terópodos gigantes. Este animal poseía adaptaciones que le permitían capturar animales ágiles y escurridizos más fácilmente que cualquier dinosaurio carnívoro grande jamás encontrado, y alimentarse de cadáveres de otros dinosaurios. Su estructura mandibular nunca antes vista en otros terópodos era muy eficaz al momento de capturar peces y animales pequeños, así como a la hora de arrancar pequeños trozos de carne de animales muertos y atrapar pterosaurios, y posiblemente, pequeños reptiles marinos. Los músculos de la mandíbula eran perfectos para levantar peces de un poco más de una tonelada de peso, crías de dinosaurios (incluyendo de otros dinosaurios carnívoros) y otros animales pequeños. Sus fosas nasales ubicadas en la parte posterior del hocico, le permitían sumergir gran parte del mismo a una profundidad perfecta para atrapar a un pez, además de ser útil a la hora de devorar una carcasa. La ubicación de la nariz era eficaz en situaciones como estas, en las cuales, sobre saldría de del agua o del cuerpo descompuesto de otra criatura. Su cuello largo y poco robusto, facilitaba a este animal, sumergir la cabeza a la profundidad necesaria para capturar cualquier pez que nade en las cercanías. La garra en el primer dedo de cada pata delantera era ideal para capturar peces o para perforar cadáveres. Con todas estas adaptaciones y características el Espinosaurio estaba diseñado para una dieta que incluía desde peces hasta carroña. Con una dieta tan variada, este carnívoro recibiría los nutrientes necesarios para proporcionar energía a su macizo cuerpo.
Gracias a los nuevos descubrimientos, ahora sabemos que el Espinosaurio, a pesar de ser el dinosaurio carnívoro más grande que se haya encontrado hasta hoy, era en realidad, un piscívoro y un oportunista cuyas mandíbulas eran demasiado débiles como para abatir animales de gran tamaño, lo cual lo limitaba a alimentarse de criaturas mucho menores que él, desmintiendo la escena en la que lo vemos utilizar su boca y patas delanteras para derribar al joven T-rex en “Jurassic Park 3” y revelándonos “la verdadera cara del Espinosaurio”.
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