Dinosaurios

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martes, 26 de marzo de 2013

¿Fue un cometa el culpable de exterminar a los dinosaurios?

¿Fue un cometa el culpable de exterminar a los dinosaurios?

La roca espacial que impactó contra la Tierra hace 65 millones de años y que, seguramente, estuvo implicada en la desaparición de los dinosaurios era probablemente un cometa especialmente veloz, según se ha apuntado esta semana en la 44ª Conferencia de Ciencia Lunar y Planetaria celebrada en The Woodlans, en el estado norteamericano de Texas, informa la BBC.
Muchos científicos consideran que el culpable de la extinción de los dinosaurios fue un gran asteroide que viajaba por el espacio a una velocidad relativamente baja. Sin embargo, el científico Jason Moore, de la facultad de Darmouth en New Hampshire, cree otra cosa. Ha explicado los resultados de una investigación llevada a cabo al respecto "cuyo objetivo último era caracterizar del mejor modo posible el impacto que produjo un cráter en la península del Yucatán (México)".
El impacto levantó una capa de sedimentos ricos en iridio, un elemento químico, en concentraciones mucho mayores a las que se dan de forma natural en la Tierra, por lo que los científicos creen que la roca "venía del espacio exterior". Sin embargo, durante la primera fase del proyecto, el equipo sugirió que los niveles de iridio que habitualmente se mencionan eran incorrectos. Comparándolos con otro elemento químico depositado en el impacto de la roca contra la Tierra, el osmio, fueron capaces de deducir que la colisión depositó menos escombros de lo que inicialmente se había supuesto.
El nuevo cálculo de la cantidad de iridio depositada en la Tierra sugiere que el elemento que colisionó con el planeta tenía un tamaño menor del que en un principio se pensaba. Por ello, en la segunda parte del trabajo, los científicos trataron de comparar las dimensiones del nuevo objeto estimado con las propiedades conocidas del impacto de Chicxulub, que terminó con cerca del 70 por ciento de las especies animales de la Tierra, incluidos los dinosaurios.
"Para que una roca de un tamaño menor produjera un cráter de 180 kilómetros de diámetro, es necesario que viajara a una velocidad relativamente alta", explican. El equipo de investigadores cree que un cometa de periodo largo, con una órbita muy amplia, encaja mejor con las características del impacto que otras tesis que se han planteado anteriormente. "Se necesitaría un asteroide de cinco kilómetros de diámetro para que aportara esa cantidad de iridio, pero una roca así no crearía un cráter de casi 200 kilómetros", señala Moore.
Por esta razón, los científicos dedujeron que el "culpable" de la desaparición de los dinosaurios debía ser un cuerpo con "suficiente energía para crear un cráter así, pero con mucho menos material rocoso que un asteroide, y eso les llevó a los cometas".
Los cometas de periodo largo son bolas de polvo, hielo y roca que realizan órbitas extremadamente amplias alrededor del sol. Realizar una sola órbita puede llevarles "cientos, miles o incluso millones de años". El científico Gareth Collins ha calificado la investigación como un "gran trabajo" y asegura que "dará que pensar". Sin embargo, también ha señalado que la geoquímica "únicamente puede determinar la masa del cuerpo que se distribuyó en el impacto contra la Tierra, no la masa total del objeto". De hecho, subraya que, "aunque algunos autores sugieren que el 70 por ciento de la masa de la roca podría haber sido distribuida y, por ello, creen que se trataba de un objeto de tamaño pequeño, la fracción que se repartió podría haber sido menor al 20 por ciento". Esta tesis mantendría abierta la posibilidad de que se tratara de un objeto mucho mayor y más lento que un cometa.

Roban un dinosaurio volador 2400 dólares de un museo de Australia

La Policía de Australia busca a los ladrones que se llevaron un dinosaurio de 1,6 metros de alto y tres metros de largo de un museo de Canberra, la capital del país. Al parecer, la pieza «es bastante pesada y aparatosa. Se necesita más de una persona para cargarla y no cabe en un turismo», ha indicado Ben Wardle del Museo Nacional de Dinosaurios de Gold Creek, según la radio local ABC. La pieza sustraída está construida con fibra de vidrio y representa a un Utahraptor, un dinosaurio terópodo dromeosáurido de grandes dimensiones y depredador consumado. El ejemplar, cuyo coste ronda los 2.400 dólares, se encontraba en el exterior del museo cuando desapareció, el jueves pasado.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Los primeros pajaros tenian cuatro alas

Algunas aves primitivas contaban con cuatro alas, antes de que la evolución les llevara a abandonar sus plumas traseras en favor de patas palmeadas o de escamas, según han señalado científicos chinos tras analizar piezas fósiles de más de 100 millones de años. Investigaciones previas habían descubierto aves similares a dinosaurios con plumas en las extremidades traseras, pero las pruebas habían sido pocas en el caso de los pájaros, que para muchos evolucionaron a partir de los saurios. Y aunque incluso los últimos descubrimientos muestran la evidencia de patas con plumas en los primeros pájaros, todavía existen dudas de si las plumas eran una ayuda o un impedimento a la hora de volar. Los científicos chinos que realizaron el estudio, publicado en la revista 'Science', aseguran que los once nuevos especímenes fósiles descritos ofrecen evidencia de que las plumas de las patas integraban un sistema de cuatro alas utilizado para volar. Los investigadores encontraron los nuevos datos en fósiles de entre 100 y 150 millones de años en el Museo de la Naturaleza de Shandong Tianyu, en China, dijo Xing Xu, un reconocido experto en dinosaurios. Los once pájaros proceden de cinco especies relativamente robustas: mayores que un cuervo pero más pequeños que un pavo, según Xu, profesor del Laboratorio Clave de la Evolución Vertebral y los Orígenes Humanos en la Academia China de Ciencias. Un espécimen clave fue 'Sapeornis', un pájaro del que no se pensaba que tuviera plumas traseras. Sin embargo, los fósiles del museo mostraban a la criatura con un abanico de plumas en cada talón, algunas hasta de cinco centímetros de largo. "Creemos que estaban relacionadas con el vuelo", ha explicado Xu, describiendo el hallazgo como "emocionante" porque no quedaron muchos ejemplares fósiles de pájaros antiguos, con sus delicados esqueletos, que pudieran ser usados por los investigadores.

lunes, 11 de marzo de 2013

Grande dinosaurios hebíboros abitaba la antártida


La presencia de grandes dinosaurios herbívoros ha sido registrada por primera vez en la Antártida. Hasta ahora, los restos de saurópodos -una de las especies más extendidas de dinosaurios herbívoros - habían sido recuperado de todas las masas continentales, excepto en el continente helado.
El doctor Ignacio Alejandro Cerda, del CONICET en Argentina, y su equipo de identificación de restos de dinosaurios saurópodos sugiere que los titanosaurios avanzados (comedores de plantas) alcanzaron una distribución mundial, al menos durante el Cretácico superior. Su trabajo ha sido publicado en línea en la revista de The Science of Nature.
Los saurópodos son el segundo grupo más diverso de dinosaurios, con más de 150 especies reconocidas. Incluye los mayores vertebrados terrestres que jamás haya existido. Aunque muchos restos de saurópodos se han descubierto en América del Norte y del Sur, África, Asia, Australia y Europa, no existía un registro anterior de saurópsido en la Antártida.

La vértebra de la cola

Otros importantes descubrimientos de dinosaurios han tenido lugar en la Antártida en los últimos veinte años, principalmente en la Cuenca Ross. Cerdá y sus colegas han reportado el primer hallazgo de un dinosaurio saurópodo en este continente y proporcionado una descripción detallada de un pedazo incompleto de la vértebra de la cola, recuperada en la isla James Ross. El tamaño y la morfología específica de la muestra, incluyendo su bola distintiva, llevan a los autores a identificar un titanosaurio avanzado.
Estos titanosaurios se originaron durante el Cretácico Temprano, y son el grupo predominante de los dinosaurios saurópodos hasta la extinción de todos los dinosaurios no-aves al final del Cretácico. A pesar de que fue una de las especies más extendidas y exitosas de dinosaurios saurópodos, su origen y dispersión no se entienden completamente.
Los autores concluyen: "Nuestro descubrimiento, y el correspondiente informe, de estos restos de dinosaurio saurópodo en la Antártida mejoran nuestro conocimiento actual de las especies de dinosaurios durante elCretácico Tardío en el continente". El período cretácico se extendió desde 99,6 hasta 65,5 millones de años, y terminó con la extinción de los dinosaurios.

Grandes dinosaurios herbívoros habitaban la Antártida

El mordisco más poderoso de todos los animales qué han habitado la tierra


El Tyrannosaurius rex, el depredador por excelencia, la bestia del Cretácico que duplicaba su tamaño en tan solo cinco años, tenía el mordisco más poderoso de todos los animales vivientes o extintos que han pisado alguna vez la Tierra. Así lo que creen investigadores de la Universidad de Liverpool, que han utilizado un modelo computacional para reconstruir el músculo de la mandíbula del dinosaurio. La investigación aparece publicada en Biology Letters
El equipo amplió de forma artificial el cráneo de un humano, de un cocodrilo y del enorme terópodo carnívoro Allosaurus al del tamaño de un T. rex adulto. En cada caso, las fuerzas de mordida aumentaron como era de esperar, pero no llegaban al nivel del de el tiranosaurio, lo que sugiere que tuvo la mordedura más potente de cualquier animal terrestre.
Estudios anteriores han estimado que el mordisco del tiranosauriotenía una fuerza de 8.000 a 13.400 newtons, pero dado el tamaño del animal, que se cree pesaba más de 6.000 kg, los investigadores sospecharon que su mordisco podría haber sido aún más poderoso. Los científicos de Liverpool desarrollaron un modelo informático para conocer cómo era esta dentellada, un método que ya ha sido utilizado para predecir las velocidades de carrera de los dinosaurios.
La fuerza del mordisco de un animal está en gran medida determinada por el tamaño de los músculos de la mandíbula. Usando sus modelos informáticos, los investigadores probaron una serie de valores alternativos del músculo, ya que no se conoce con precisión cómo eran los músculos de los dinosaurios. Incluso teniendo en cuenta los márgenes de error, el modelo todavía demostraba que el T. rex tenía un mordisco más potente de lo que se sugiere. Los menores valores previstos fueron de alrededor de 20.000 newtons, mientras que los mayores valores llegaron a los 57.000 newtons.
Los investigadores también encontraron que los resultados para las crías de T. rex juvenil eran más débiles que los del adulto. La gran diferencia entre las dos mediciones puede sugerir que el dinosaurio se sometió a un cambio en sus costumbres de alimentación a medida que crecía.

Velocidad y fuerza

Como explica Karl Bates, del departamento de Biología Musculoesquelética de la Universidad de Liverpool, «el poder de la mandíbula del tiranosaurio ha sido un tema muy debatido en los últimos años. Los científicos solo tienen el esqueleto para trabajar, ya que el músculo no sobrevive con el fósil, por lo que a menudo tenemos que confiar en el análisis estadístico o de comparaciones cualitativas de animales vivos, que difieren mucho en tamaño y forma de los dinosaurios gigantes y enigmáticos como el T. rex». En la medida que estos métodos son de alguna manera indirectos, «puede ser difícil obtener una visión objetiva de la forma en que los dinosaurios podrían haber funcionado y de lo que eran capaces».
«Nosotros tomamos lo que sabíamos sobre el esqueleto del T. rex y construimos un modelo informático que incorpora la anatomía principal y los factores fisiológicos que determinan el desarrollo del mordisco. A continuación, pedimos a la computadora que reprodujera el mordisco, por lo que podemos medir directamente su velocidad y su fuerza y compararlas con las de otros animales».
El investigador cree que sus resultados confirman que el tiranosaurio tenía un potente mordisco que le convertía en uno de los depredadores más peligrosos que hayan vagado por nuestro planeta.

El mordisco más poderoso de todos los animales de la Tierra

Un lagarto de más de 125 millones de años

Un lagarto con 125 millones de años
Una nueva especie de lagarto fósil de 125 millones de años de antigüedad ha sido descubierta en los yacimientos de dinosaurios de Salas de los Infantes (Burgos), informó este lunes el director del Museo de los Dinosaurios de esta localidad, Fidel Torcida. En una rueda de prensa, acompañado por parte del equipo internacional que ha llevado a cabo la investigación, que ha sido publicada en la revista «Cretaceous Research», Torcida ha explicado que se trata del ejemplar más antiguo de lagarto terrestre del grupo de los «varanoideos» que incluye, entre los más conocidos, al denominado «dragón de Komodo». La investigación ha sido llevada a cabo por un equipo internacional formado por Alexandra Houssaye, de la Universidad de Bonn (Alemania); Jean-Claude Rage y Nathalie Bardet, del Museo Nacional de Historia Natural de París; Xavier Pereda, de la Universidad del País Vasco, y el colectivo paleoarqueológico de Salas de los Infantes. Fidel Torcida ha explicado que han denominado a la nueva especie «Arcanosaurus ibericus», que significa «reptil misterioso ibérico» porque la investigación se ha realizado a partir de 29 vértebras encontradas en la década de 1990 en el yacimiento de Villanueva de Carazo y fueron donadas al Museo donde han permanecido como «joyas sin clasificar» esperando poder ser estudiadas. Por su parte, Nathalie Bardet, del Museo Nacional de Historia Natural de París, ha indicado que las 29 vértebras pertenecen a un animal grande, de un metro y medio, y muestran una combinación de caracteres no encontrada en otros ejemplares «varanoideos» y su estudio microanatómico demostró que se trataba de un animal terrestre. Asimismo, Xavier Pereda, de la Universidad del País Vasco, ha enmarcado el hallazgo de esta nueva especie, hace 125 millones de años, y ha subrayado que permite seguir avanzando en la descripción del ecosistema en el que vivían en aquella época los dinosaurios. En este sentido, el Arcanosaurus ibericus se suma a otro holotipo de tortuga, la «Larachelus morla». Ambos animales convivieron con el «Demandasaurus darwini», que es una especie de dinosaurio propia de esta zona de la provincia de Burgos donde se han inventariado más de 300 yacimientosdistintos.

miércoles, 6 de marzo de 2013

No eran pulgas gigantes de dinosaurio, eran moscas acuáticas

No eran pulgas gigantes de dinosaurio, eran moscas acuáticasNo eran pulgas gigantes de dinosaurio, eran moscas acuáticas
Un macho
Hace un año, investigadores del Instituto Nanjing de Geología y Paleontología (China) anunciaban el descubrimiento de los restos fósiles de nueve especímenes de pulgas gigantescas que vivían en los dinosaurios con plumas. La investigación aparecía en la revista Nature y ahora, en la misma publicación, los científicos acaban de retractarse. Nuevos fósiles indican que estos enigmáticos insectos del Jurásico no eran parásitos, sino moscas acuáticas y anfibias. Las pinzas que aparecen en las patas traseras de los machos no servían para aferrarse al huésped, sino que se utilizaban para sujetar a las hembras durante el coito.
Reconstrucción ecológica
Los científicos reconocen que la creencia de que los insectos de la familia Strashilidae eran pulgas gigantes, en comparación con las actuales, estaba fundamentada en datos limitados. Por ejemplo, en sus pinzas, que parecían ser utilizadas para sujetarse al pelo o las plumas de los huéspedes. Sin embargo, el nuevo estudio ha desvelado datos hasta ahora desconocidos de dos especies de estos insectos, Vosila sinensis y Strashila daohugouensis, encontrados en la Mongolia Interior. Las criaturas tenían alas membranosas, una boca vestigial (que posiblemente no era utilizada) y solo los machos lucían pinzas en sus patas traseras, para atrapar y retener a la hembra durante la cópula, no para clavárselas a los dinosaurios y chuparles la sangre como cena.
La boca casi inexistente implica que los adultos no se alimentaban, sino que tras salir de la crisálida perdían las alas, copulaban en el agua y morían allí. Entre los fósiles aparecieron dos de parejas copulando, ambas sin alas. Estos insectos podían haber tenido un ciclo de vida acuático o anfibio. Los machos adultos conservaban algunos rasgos de su estado larval que probablemente les permitían vivir en el agua, como varios pares de apéndices en el abdomen que podrían ser branquias.