Esa fue la teoría que supuso el paleontólogo Jack Bowman Bailey en 1997 tras un estudio que realizó al comparar los huesos de diferentes animales, incluyendo al Dimetrodón, al Ouranosaurio y al actual bisonte. Utilizando esta comparación anatómica para probar su hipótesis, Bailey señaló que las espinas vistas en la columna vertebral de los dinosaurios eran más similares a las espinas gruesas y aplanadas de la joroba de los bisontes, situada sobre los hombros y que diferían de las largas y delgadas espinas que se extendían por todo el lomo del Dimetrodón. Esta observación llevó a Bailey a pensar que las largas espinas de la columna dorsal de los dinosaurios estaban diseñadas para sostener ligamentos y músculos poderosos y de gran tamaño, formando así una joroba similar a la del bisonte. De esta manera, Bailey dio un giro estremecedor en la visión que se tiene de los dinosaurios con altas elevaciones en el lomo.
Bisonte
Dimetrodón
Ouranosaurio
A pesar de que el Espinosaurio no estaba incluido entre los especímenes de Bailey, es de reconocer que los pocos restos recopilados de este terópodo muestran que sus elevaciones vertebrales son bastante parecidas a las del Ouranosaurio, razón por la que el paleontólogo optó por no someterlos a posibles riesgos y por la que el dinosaurio no queda exento a su teoría. Aplicando su conjetura al mayor terópodo conocido, Bailey comentó que
“Si el Espinosaurio tenía una densa joroba, entonces es probable que caminara en cuatro patas en lugar de mantener el equilibrio sobre dos patas como otros terópodos de gran tamaño.” De acuerdo a esta suposición, es posible que el Espinosaurio hubiese sido quizá, el único terópodo cuadrúpedo y a su vez, un animal de velocidad muy limitada, sosteniendo un peso probablemente superior a las 10 toneladas, haciéndolo ver como un enorme cocodrilo jorobado.
Ilustración de IRIRIV de Deviantart
Una estructura como esta podría haber permitido al enorme carnívoro almacenar cantidades considerables de energía en hábitats extremos, o tal vez, mantener altas temperaturas corporales, función que Bailey cree imposible de llevar a cabo para un animal carente de una herramienta anatómica similar a una joroba. Sin embargo, este punto de vista tiene sus límites y refutaciones.
A pesar de que algunos expertos coinciden con Bailey, muchos otros desacuerdan con él y mantienen la visión tradicional por razones muy factibles. En primer lugar, algunos aseguran que si el Espinosaurio hubiese sido un animal jorobado de locomoción lenta, se le hubiese hecho casi imposible sobrevivir, pues no hubiese sido capaz de cazar y una dieta basada únicamente en carroña no proporcionaría el nivel de nutrición necesario para que una criatura de semejantes proporciones obtuviera la energía suficiente para llevar a cabo sus funciones corporales.
Otra razón que contradice la teoría de Bailey es que para el momento en que el paleontólogo escribió su trabajo investigativo, se pensaba que el Espinosaurio vivía en entornos secos y áridos, donde una vela hubiese causado que el dinosaurio se sobrecalentara debido al impacto de las altas temperaturas en la fina capa de piel que cubriría los vasos sanguíneos. Una joroba, en el punto de vista de Bailey, habría actuado como un verdadero "escudo térmico" en los ambientes del Sahara cretácico. Sin embargo, los paleontólogos saben ahora que el Espinosaurio vivió en entornos exuberantes y pantanosos y que probablemente, no requeriría la protección del medio ambiente desértico en el Bailey fundó su hipótesis. Esto también significa que los dinosaurios no hubieran necesitado jorobas para almacenar energía adicional para movilizarse en entornos hostiles. Además, el hecho de que muchos otros dinosaurios contemporáneos al Espinosaurio no hayan contado con esta adaptación es simplemente extraño.
Finalmente, la estructura vertebral de los dinosaurios como el Espinosaurio y el Ouranosaurio era, de cierto modo, única. La altura máxima de la columna vertebral de los dinosaurios en comparación con el resto del cuerpo, tenía un nivel intermedio entre las del Dimetrodón y el bisonte. Además, las largas espinas del Espinosaurio y del Ouranosaurio sobresalían a lo largo del lomo con una longitud mayor a la del bisonte. Mientras que las espinas alargadas de los bisontes alcanzaron su punto máximo entre los omóplatos y reducen rápidamente su tamaño, los puntos más altos de la estructura de los dinosaurios se originan más atrás, a lo largo de la columna y tienen una inclinación más gradual a ellos. Esto probablemente se debe a que las espinas alargadas de los bisontes son sitios de inserción de músculos y ligamentos que conectan el cuello y la cabeza, mientras que no hay ninguna indicación de que el Espinosaurio (y el Ouranosaurio), necesitara mayor apoyo y potencia extra en la región del cuello que le brindara mayor sostén. Además, como todo espinosáurido, es probable que el Espinosaurio tuviera una garra extra larga en el primer dedo de sus patas delanteras, la cual sería de muy poca utilidad si el dinosaurio no pudiera elevarlas sobre el suelo por mucho tiempo, viéndose obligado a mantener una constante postura cuadrúpeda, locomoción que, por si fuera poco, es poco probable para un terópodo, considerando la corta longitud de las patas delanteras con relación a las traseras y al resto del cuerpo.
Si bien aún se desconoce la razón por la que el Espinosaurio haya poseído elevaciones sorprendentes en sus vértebras, es poco probable que haya sido para sostener una estructura densa y pesada como una joroba, mostrándonos a un animal que no perdió mucha relación con los reptiles primitivos como el Dimetrodón (que irónicamente está más relacionado con los mamíferos) y que haya poseído una especie de vela cuyas funciones son objeto de debate. No obstante, esto no significa que teorías como la de Jack Bailey deban ser descartadas.