Dinosaurios

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viernes, 2 de agosto de 2013

El tiranosaurios rex no era un simple carroñerio

El descubrimiento de un diente de tiranosaurio incrustado en las vértebras de otro dinosaurio es la primera prueba de que el temible animal también cazaba presas vivas, según un estudio publicado este lunes en Estados Unidos. Los científicos debaten desde hace tiempo si los fósiles hallados permiten probar que el tiranosaurio era un cazador feroz y no simplemente un carroñero que devoraba los restos de animales muertos. Anteriores hallazgos de huesos de dinosaurios en los estómagos de tiranosaurios rex fosilizados ya habían dado a entender que el animal -que vivió al final del Cretáceo, hace unos 66 a 100 millones de años- era un poderoso depredador, pero no habían permitido probar que era solo un carroñero ocasional.
Este nuevo estudio publicado en la revista estadounidense 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS) revela el primer hallazgo de un diente roto de dinosaurio en los huesos de otro, precisamente entre dos vértebras de un dinosaurio herbívoro. «Lo que podemos concluir, sin ninguna duda, es que este tiranosaurio inició un combate con otro dinosaurio vivo», explica el principal autor del estudio, Robert DePalma, del Museo de Historia Natural de Palm Beach en Florida. Estos huesos fueron hallados en 2007 en un sitio arqueológico en el que abundan fósiles de dinosaurios, ubicado entre Montana (noroeste), Dakota del Norte y Dakota del Sur (norte). El trozo de diente en cuestión mide 3,75 centímetros de largo. Los dientes del tiranosaurio alcanzaban el tamaño promedio de una banana.
En el fósil que se encontró, el hueso del dinosaurio atacado volvió a crecer luego de la herida provocada por el diente, lo que hace pensar que el dinosaurio logró escapar del combate y que la herida cicatrizó.»Se trata de una pieza extremadamente rara», comentó DePalma. «Nunca pensamos que podríamos haber encontrado algo tan claro». Pero los paleontólogos precisan que este hallazgo tampoco significa que el tiranosaurio solo se alimentaba de animales vivos; también comía animales muertos, «como la mayoría de los grandes depredadores de nuestra época», indica el texto. Jack Horner, curador de paleontología del Museo de las Rocosas en Bozeman, Montana, no está muy convencido de las conclusiones de esta investigación.
Este científico describe al tiranosaurio más como una hiena que como un león, es decir, como un animal que se alimenta tanto de carroña como de animales recién cazados, tanto grandes como pequeños .Horner también defendió la teoría según la cual los brazos cortos del tiranosaurio, su cuerpo voluminoso y su olfato muy desarrollado lo volvían perfectamente apto para percibir el olor de los animales muertos. Consultado por este nuevo estudio, Horner mantuvo su posición: «Sin duda no refuta nuestra teoría según la cual el tiranosaurio rex era un carnívoro oportunista como la hiena. Simplemente muestra que un tiranosaurio mordió a otro dinosaurio».

Localizan en Burgos huellas de dinosaurios que pueden ser «únicas»

El grupo arqueológico-paleontológico de Salas de los Infantes (Burgos) han localizado en un yacimiento de huellas de dinosaurios de la zona dos rastros de dinosaurios con detalles anatómicos «peculiares»que pueden ser únicos en el mundo, o al menos no se han registrado en otros lugares.
El director del colectivo y del museo de dinosaurios de Salas de los Infantes, Fidel Torcida, ha explicado que se trata de icnitas (huellas de dinosaurio) de animales de hace 144 millones de años que probablemente eran saurópodos, herbívoros. La característica que puede ser única en el mundo y que ahora analizarán los investigadores tiene que ver con los dedos de las patas delanteras de estos dinosaurios cuadrúpedos.
Torcida ha asegurado que una característica del yacimiento de «Las Sereas VII», donde se han localizado estos rastros, es que es «de una gran belleza, porque las huellas son muy profundas y se pueden apreciar muchos detalles». Además, ha señalado que el estado de conservación es tan bueno que incluso se aprecia el barro que movieron al pisar esos animales de gran tamaño.
Las diez personas que han trabajado en la campaña de excavaciones de este verano en la zona -miembros del colectivo de Salas pero también de universidades de La Rioja, Burgos, Salamanca y Madrid- han utilizado una nueva técnica, denominada fotogrametría, que permite tomar imágenes de las huellas en tres dimensiones con tal precisión que se aprecian detalles que no se pueden ver a simple vista.
Localizan en Burgos huellas de dinosaurios que pueden ser «únicas»

Dinosaurio, medio ave, medio reptil y capaz de volar

El pariente más temprano de los pájaros, el Archaeopteryx, no fue el único dinosaurio con plumas capaz de volar, según el estudio de un equipo de científicos estadounidenses publicado en la revista Nature. La investigación, encabezada por la paleontóloga Amy Balanoff, del Museo de Ciencias Naturales de EEUU, se basó en el tamaño craneal de diferentes especies y concluyó que ciertos dinosaurios anteriores al Archaeopteryx, considerado como la transición entre reptiles y aves, presentaban la capacidad neurológica necesaria para emprender el vuelo. Para ello, el equipo de paleontólogos hizo una comparación entre varias especies: los fósiles del género Archaeopteryx, los de las especies de pájaros actuales y los de algunos dinosaurios con plumas de la rama de los maniraptores. Estos últimos, aunque no son aviares, son cercanos al árbol filogenético de las aves. Del análisis, los científicos dedujeron que además de las plumas y la fúrcula -hueso de la clavícula que poseen solo aves y dinosaurios-, esta última rama de dinosaurios comparte con las aves actuales similitudes craneales. "Encontramos que los pájaros actuales comparten más similitudes volumétricas con algunos dinosaurios maniraptores que con las aves Archaeopteryx", explicó Amy Balanoff a Efe. Según la investigadora, si el Archaeopteryx tenía habilidades neurológicas para volar incluso teniendo un cerebro menos desarrollado, "también sus parientes maniraptores eran capaces de hacerlo, ya fuera realizando vuelos completos o sólo planeando". Los resultados de la investigación apoyan así la idea de que la expansión del cerebro de las aves, que provocó su distinción de los reptiles, comenzó más pronto de lo que se creía. Para el equipo de investigadores, este descubrimiento también tiene un impacto en la ciencia global, pues ilustra "algunos principios básicos de la evolución".